Y se hizo el milagro, tras multiples avatares, el bueno de Carpanta, el inefable hambriento, en esta aventura comio, al menos dos bocados. Antes de sufrir los rigores de un duro lance futbolero, posiblemente en las categorías, y haciendo gala de su infatigable ingenio sortea con picaresca el partido. De una manera un tanto peculiar quedándose con el duro que el arbitro emplea para repartir a suertes las mitades del terreno de juego. Hasta aquí la suerte parece sonreirle al "bueno" de Carpanta.
Por lo que decide ir rapidamente al restaurante a comer un "menu economico". Pero de nuevo el cazador es cazado y Carpata se encuentra con un camarero aun mas vivo que él, por lo que tiene que abandonar el restaurante, con apenas dos tristes "ñan-ñan", tras acusarle de que le ha pagado con un duro falso.
De nuevo en unas pocas viñetas el genio de Escobar sale a relucir con todo su esplendor. Nos muestra la dureza de los partidos de fútbol, de ámbito regional, la picaresca de Carpanta y lo que es aun mejor, la perspicacia del camarero. Los retratos psicológicos de los personajes son magníficos. Esta brillante pagina fue publicada en el Pulgarcito 1244, y el año creo que 1956.
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